Imagen: Duccio Malagamba |
El próximo lunes se inaugurará en el COAC una exposición sobre el Edificio 111, de Eva Prats y Ricardo Flores: un proyecto de vivienda protegida que describiremos, grosso modo, como una reinterpretación de los hof vieneses (bloques de pisos rodeando un patio comunitario) hecha por dos autores formados en el estudio de Enric Miralles.
Es decir, como un bloque dividido en tres alas - irregulares y con profusión de huecos y recovecos-que abrazan un patio con vocación de fomentar la relación entre vecinos y graduar el paso del espacio privado al público o viceversa. La arquitectura de esta promoción - de patio inspirado en el escenario del teatro de Palladio en Vicenza-se expresa con vigor y propicia una agradable experiencia espacial.
El 111 se levanta en Torre-sana, una de las zonas de Terrassa cuyo desarrollo urbano se confió a Manuel de Solà-Morales. Su ubicación, en el linde de la ciudad y el campo, es privilegiada: a su espalda se yergue un robusto pinar, y ante su patio se despliegan los parajes de Torrebonica. Lo flanquean edificios de Solà-Morales - de potentes escaleras-y otros de Pepe Llinàs o Enric Sòria. El conjunto, pese a su cercanía a una zona de autoconstrucción posterior a las riadas de 1962, y pese a sus módicos alquileres (de 300 y 500 euros), casi parece un pedazo de Pedralbes.
La vocación social de la obra de Flores y Prats, evidente en el patio, se expresa también piso a piso. Todos están enfrentados, favoreciendo el cruce de miradas. Y todos articulan sus espacios continuos de 60 metros cuadrados, dotados con doble fachada y generosos ventanales y terrazas, alrededor de una unidad de cocina y servicios que, lejos de ocultarse, induce a compartir las tareas domésticas. Dicho todo esto, el mayor brillo del edificio reside en el patio común: en el modo en que fomenta el encuentro vecinal mediante plazas, escaleras y terrazas; en la integración de las dos plantas de aparcamiento (subterráneas y con luz natural); en los locales comerciales de planta baja a doble altura; en las ocho viviendas taller que aportan una singular tipología a estos bloques o en la creación de volúmenes construidos en hormigón con varias molduras que multiplican su vibración con el sol.
El Edificio 111 entrará en servicio esta primavera. Cabe felicitar a sus afortunados usuarios. Y, cómo no, a sus autores.
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