Fuente: Del tirador a la Ciudad
Fotografía: Fernando Alda
Es desde las ubicaciones más inesperadas y desde los tamaños más sorprendentes desde donde la vivienda social puede ofrecer algo más que refugio. Junto a la Alameda de Hércules sevillana, en una zona céntrica en la que no hace mucho era habitual encontrar huertos urbanos, la calle Divina Enfermera encerraba un solar interior estrecho y de difícil acceso que permanecía vacío. Javier Terrados ganó el concurso para levantar allí pequeños apartamentos de alquiler para jóvenes y personas mayores. La mitad de la obra que ha realizado este arquitecto sevillano es de vivienda social. Las ha levantado de todos los tamaños y en variadas ubicaciones. Por eso sabe que es combinando usos, acercándose a las zonas de vida de la ciudad y mezclando jóvenes y ancianos como, además de ofrecer cobijo, los pisos de protección oficial pueden contribuir a erigir mejores ciudades, sociedades más atentas y personas más consideradas. En la cercanía está la clave. Y la mezcla es el primer paso.
Los 22 pisos, de entre 40 y 45 metros cuadrados, levantados en este edificio de la calle Divina Enfermera están encerrados en un solar interior servido por un estrecho adarve. Pero Terrados ha conseguido que ese encierro se sienta más como protección que como sitio. La dificultad de acceso complicaba las obras y, por lo tanto, hizo que la Empresa Pública del Suelo de Andalucía pospusiese durante mucho tiempo su edificación. Pero Terrados supo llevar luz organizando un gran patio de vecinos que regulariza la tortuosa geometría de la parcela. En torno a ese patio, rodeado de chapa de acero galvanizado plegado, giran las circulaciones de la finca. Al gran patio se asoman también las estancias principales de los apartamentos. Terrados ha diseñado, incluso, un ingenioso sistema de toldos para que el patio sea lugar de reunión incluso en los meses más calurosos.
El arquitecto habla de “prolongación y de remanso final del adarve” para describir el patio y explica también que resultó esencial forzar la transparencia de la calle al interior de la parcela. Por eso, en la planta baja, en el espacio de transición entre el exterior y el patio que distribuye las viviendas, la edificación desaparece. Un único volumen de aire contiene un zaguán mixto para personas y vehículos que se vislumbra a través de una celosía de madera de iroko, la puerta. No hay más. El patio es corazón, distribución, iluminación y ventilación y lugar de reunión de los nuevos vecinos.
PEM: 509,5 € /m2
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