Fotografía: Diego Opazo
La nueva sede del CTAV en Gandía se ubica en un entorno desconcertante, a caballo entre el viejo barrio de Benipeixcar y una zona de expansión sin interés. Facilitar los trámites colegiales pero sobre todo brindar un lugar agradable para el encuentro y el debate son las premisas funcionales. La propuesta asume su enclave y se plantea como una transición entre ambas partes de la ciudad, afianzando su posición pero sin dejar de mirarse en la escala pequeña y vibrante del barrio antiguo. El edificio se construye desde la desmaterialización y la ambigüedad con el fin de reducir su presencia.
Una envolvente de vidrio conforma un volumen único que a su vez se fragmenta en otros volúmenes: los vacíos de los dos patios de la planta superior, y otros conformados por los diferentes planos del cerramiento de madera. El sistema estructural se integra en el resto de sistemas constructivos con el fin de reducir los elementos tectónicos: los pórticos metálicos se convierten en cuadernas que se repiten formando planos portantes difusos, un esqueleto que se implementa con paneles de vidrio y madera.
1 comentario:
Un proyecto sencillo, pero de una gran calidad y sinceridad.
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