por Raül Avilla. Barcelona
El otro día hablábamos de las viviendas de Rueda Pizarro en Vallecas, hoy mostramos este otro proyecto cronológicamente anterior. Cuatro torres de vivienda se configuran en función del espacio público central estableciendo relaciones visuales entre ellas.
Uno de los aspectos más interesantes del proyecto es el paso de lo público a lo privado: desde la calle las torres no entregan directamente en en suelo sino que se asentan encima de un zócalo que da una menor escala al conjunto y lo separa de la calle, creando un primer espacio 'interior' donde se pueden realizar actividades colectivas. Las torres actúan como filtro visual entre el interior de la isla y el exterior en una visión alta, mientras que un muro lo hace a cota del espectador.
De allí el habitante pasa al patio central que distribuye las viviendas a su alrededor, a 6 por rellano y sin perder el carácter que ya hemos apreciado desde el exterior del material y el característico color verde. Éste se convierte en el segundo espacio colectivo del edificio, un gran vacío central permite tener una visión a todas las alturas.
Me parece especialmente interesante el trabajo de las plantas, y como las viviendas de un dormitorio no buscan una relación directa del mismo con la sala sino que lo separan mediante las zonas de servicio en un pasillo estrecho y corto, para después hacer girar la dirección de la mirada hacia el exterior de nuevo, donde una terraza se apodera de la planta y cerrando el círculo vuelve a relacionar el dormitorio con el salón y la vivienda con la calle.
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