Como comenté hace unas semanas, una exposición sobre la trayectoria del despacho POOL tuvo lugar en el hall principal de la ETHZ Zentrum, un edificio de 1864 diseñado por el conocido arquitecto y teórico Gottfried Semper.
Si el contenido de la exposición era ya de por sí interesante, el diseño de ésta ayudaba a subrayarlo. Para la instalación se escogió un sistema modular de estanterías metálicas en las cuales se disponía el material. La exposición estaba dividida en diferentes apartados en los que se explicaban cada uno de sus proyectos a partir de la repetición de piezas cerámicas impresas, maquetas y otro material, conformando una retícula de llenos y vacíos en el triple espacio del atrio.
En un próximo post me centraré en alguno de los proyectos de viviendas expuestos, pero en este en concreto me gustaría hablar del continente.
En mi opinión, el interés de la exposición, más allá del contenido de los proyectos de POOL, radica en como este estudio ha sabido aprovechar la riqueza del lugar y sacarle el máximo partido. Los arquitectos parecen no sólo querer hablar de sus obras, sino otorgar el protagonismo que este atrio se merece. Para poder leer atentamente la exposición, es necesario recorrer el lugar, salir del espacio expositivo y pasearse por los diferentes niveles con el fin de buscar distintos puntos de vista del conjunto y poder así descifrar el detalle. En un primer momento y des del nivel inferior uno se pregunta qué criterio se ha seguido para colocar las maquetas y las imágenes en un punto de vista tan elevado. Al subir se descubre con sorpresa la razón. La astucia del arquitecto ha consistido en no sólo crear un recorrido lineal, sino también tridimensional con el que se rinde homenaje al mismo tiempo al magnífico espacio donde se hospeda la exposición.
La exposición ayuda a aprehender la calidad arquitectural del atrio al enfatizar la riqueza del orden, con la disposición de las estanterías que siguen el ritmo de las columnas, descubrir el eje de simetría del edificio, con la sucesión de dinteles bajo las estanterías y la alfombra roja que recorre el espacio, todo ello mientras se descubre la obra de uno de los despachos más interesantes de Zurich.
Fotos por Jaime Daroca
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