por Jordi Badia
Revisando las magníficas fotos que realizó Pedro Pegenaute del Hotel Waterhouse de NERI & HU en Shangai me viene a la mente lo mucho que ha cambiado la percepción contemporànea de lo antiguo, o mejor dicho de lo sencillamente viejo. Intervenciones recientes como esta misma, o la de Lacaton Vassal en el Palais de Tokio de París, o incluso la del Matadero de Arturo Franco evidencian una manera distinta de mirar a lo existente que valora las texturas que el paso del tiempo ha ido dejando en las paredes como un valor en sí mismas.
La intervención en estos casos no busca como objetivo una obra coherente y finalizada, sino que más bien se entiende como un "work in progress" donde el proyecto no hace más que añadir una capa más a la historia reconociendo que no será la última y sin ningún afán de transformar o "embellecer" el edificio existente. No se trata pués de hacerle un "lifting" al edificio sino más bien de mostrarlo en toda su naturalidad, en la confianza de que para un espectador contemporaneo, no habrá ningún acabado lujoso capaz de competir con la materia y color que el tiempo ha logrado construir.
link al reportaje de Pedro Pegenaute
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